Gracias al PSOAS ILÍACO mantenemos una posición vertical del cuerpo. Sin embargo, este músculo lumbar es más que una parte del sistema muscular. Llamado el músculo del alma, el psoas afecta a la sensación de seguridad o su falta, y nuestro bienestar, y las relaciones sociales dependen de su condición.

El psoas, o musculus psoas major, el músculo lumbar mayor, está oculto dentro del cuerpo humano, no se puede ver desde el exterior. Proporciona estabilización, es responsable de la postura del cuerpo e influye en cómo respiramos y nos sentimos. Conecta también con la parte superior e inferior del cuerpo. Consta de dos partes simétricas. La parte inicial se ubica en la superficie lateral de la última vértebra torácica y las primeras cuatro vértebras lumbares, luego el músculo pasa a través de la pelvis y termina en el trocánter menor del fémur.

El músculo iliopsoas permite que el muslo se doble en la articulación de la cadera y  haya una rotación externa del muslo. Genera movimiento en las articulaciones de la cadera y la columna, y mantiene la lordosis lumbar (curvatura correcta de la columna). También coopera con los músculos del suelo pélvico y el diafragma.

El psoas puede confundir a muchos médicos a la hora de diagnosticar diversas enfermedades. Una tensión muscular excesiva puede provocar dolencias que simulan, por ejemplo, cólicos hepáticos o problemas con el sistema urinario,  e incluso tampoco es ajeno a generar dolor de rodilla o períodos dolorosos. El psoas espástico puede bloquear el libre flujo de sangre y linfa debajo del ligamento inguinal y también causar molestias en la columna lumbar y en la parte posterior de la pelvis, especialmente en el músculo piramidal.

Si sufres de dolor en la cadera, la ingle, la rodilla o la espalda baja, es posible que padezcas el síndrome del iliopsoas. Los deportistas, especialmente las mujeres, corren mayor riesgo de desarrollar esta patología; se presenta con mayor frecuencia en corredores, bailarines, ciclistas o en deportes que requieren patadas y saltos. El síndrome del iliopsoas también puede aparecer en personas que realizan actividades que requieren flexión repetitiva de la articulación de la cadera, pero también en personas que llevan un estilo de vida sedentario.

¿Te sorprenderemos si te decimos que el sedentarismo acorta la musculatura lumbar? Y muy concretamente, hasta en unos centímetros… La posición sentada, con el pecho hundido y la “cola” metida, y lo que es peor, aderezada con una pierna por encima de la otra, conduce a una excesiva tensión asimétrica del psoas. Y luego sufren las caderas, los músculos del suelo pélvico y la columna vertebral.

La condición del psoas también se ve afectada negativamente por ropa incómoda que restringe nuestros movimientos, tirantez abdominal permanente y, lo más importante, el ESTRÉS.

La razón puede ser que el psoas también está conectado al diafragma, por lo que tiene una influencia colosal en la forma en que respiramos, y si respiramos de forma superficial debido al estrés, no funciona correctamente ya que comienza a esforzarse.. Esto se debe a que está relacionado con el llamado cerebro reptiliano, que está incrustado en la base del cuello. Este cerebro está formado por el hipotálamo con las glándulas pituitaria y pineal, la médula y el cerebelo. Regula funciones vitales básicas como la respiración, el ritmo cardíaco y la presión arterial, la temperatura, el metabolismo y la sensación de hambre y sed, así como la integración de estímulos auditivos y sensoriales. Controla constantemente el estado de excitación mental, el sueño, la vigilia y la conciencia, así como la motivación para actuar y organizar las actividades diarias.

El cerebro reptiliano funciona fuera del control de la conciencia, se activa cuando estamos bajo estrés, cuando algo nos amenaza. A partir de ahí, el psoas puede recibir impulsos de «lucha» o «huida». Entonces sucede que se encoge en exceso o se relaja y nos hace sentir mal y tenemos problemas de movilidad, o da la respuesta en forma de una sensación de estrés adicional. Y tenemos un círculo vicioso cerrado.

Si en el día a día nos acompañan miedos, ansiedades persistentes y estrés constantes, conviene comprobar primero si el psoas está en buen estado.

En yoga, el psoas se define como el centro, el núcleo y el centro más interno de nuestro mundo. Por lo tanto, es el músculo responsable de la movilidad y el equilibrio aunque también influye en muchos otros elementos de nuestra vida.

Estos miedos persistentes de «origen desconocido» tienen un impacto significativo en nuestra percepción del mundo y funcionamiento en sociedad. La ansiedad y la desconfianza hacia los demás proviene del sentimiento de que algo nos ata, nos detiene, nos estrangula. Un psoas acortado y estresado nos impide realizar una gama completa de movimientos y esto es lo que nos provoca ansiedad, cuyo origen no podemos determinar.

¿Qué hay que hacer? La parte más importante del proceso de tratamiento del psoas es darse cuenta del problema y luego implementar procedimientos para relajarlo y estirarlo . Es sumamente importante tomar en serio un estilo de vida sedentario como fuente de psoas espástico. Si queremos mejorar nuestra salud y estado mental, tendremos que hacer algunos cambios en nuestra vida.

Hay una noticia buena  y es que existen muchos ejercicios dedicados al psoas.  Los yoguis saben desde hace mucho tiempo lo importante que es un músculo psoas sano. Esto se evidencia por las muchas asanas que tienen un efecto beneficioso sobre él. No se puede negar que sin un psoas eficiente, es imposible mejorar muchas posiciones que requieren estabilidad, equilibrio e implican, entre otras, caderas y columna vertebral. También hay problemas con la práctica de la respiración porque el psoas está conectado al diafragma, como dijimos antes. Por lo que si queremos tratar con eficacia el psoas, además de realizar asanas, será fundamental la práctica de pranayama (ejercicios de la respiración) y de la relajación.

Solo la regularidad en la realización de estos ejercicios nos ayudará a alcanzar el bienestar. Gracias a la flexibilidad y nutrición del psoas, la energía vital se verá estimulada y equilibrada. Esto permite que el Prana fluya libremente por todo el cuerpo.

Durante el próximo taller practicaremos los asanas que relajan, estiran y activan el psoas iliaco, para profundizar la conciencia de la musculatura interna, lo que nos puede dar mucha información de nosotros mismos, mejor sentir y gestionar las emociones y, al final, disminuir dolores en la pelvis, en las piernas y en la zona lumbar. Gracias a la práctica física integral y al trabajo de respiración – pranayama, conseguiremos un estado de ánimo muy relajado y estable.

Horario del taller:   

10.00-12.30 – practica de asanas dedicadas al psoas

12.40–13.30 – pranayama

Padmayoga Las Palmas, calle Juan Carló 39

Imparte maestra de yoga certificada Iyengar, Magdalena Tomaszewska

Precio: 40 euros

Para inscribirse hay que mandar un whatsapp al numero 657160871