Pranayama es la extensión consciente de la inhalación, de la contención de la respiración y de la exhalación. La inhalación es el proceso de obtención de energía primaria en forma de aire, y la contención de la respiración es una forma de disfrutar esta energía. Con la exhalación, nos deshacemos de todos los pensamientos y emociones negativas cuando los pulmones están vacíos,  sometemos nuestra energía individual, nuestro ego, a la acción de la energía primaria, el “atman”. La práctica del pranayama desarrolla una mente permanente, una voluntad fuerte y un juicio claro.

Prāṇā significa «fuerza vital», «aliento», «respiración», «aire», mientras yāma significa «control» pero también «estirar», «extender», “detener».

En la traducción de pranayama, por lo tanto, es la extensión y retención de la respiración. Sin embargo, es un concepto mucho más amplio. Pranayama consiste en técnicas de movimiento rítmico consciente, intenso y dilatación de órganos respiratorios. Pranayama es un proceso que consiste de un flujo inspiratorio largo, continuo y suave (Puraka), de la exhalación (Rechaka) y de la contención de la respiración (Kumbhaka). Puraka estimula el cuerpo, rechaka arroja aire contaminado y toxinas, kumbhaka distribuye energía por todo el cuerpo. Así como podemos controlar la respiración externa, también puedes aprender a controlar Prana – una fuerza vital interna que impregna la mente y el cuerpo. Pranayama puede ser usado en el proceso de tomar control sobre los estados de conciencia. El yoga clásico no define el pranayama solo controlando el flujo de inspiraciones y exhalaciones, es decir, no es estrictamente un ejercicio de respiración, sino una restricción de la fuerza vital sutil. Según el autor de Yoga Sutras – Patanjali, gracias a la moderación de Prana, en la conciencia “tamas” desaparece, dejando paso a “sattva” (conciencia pura).

 

Los antiguos yoguis afirmaban que en el yoga, la vida se mide no por el número de años, sino por el número de respiraciones. Los científicos modernos han descubierto que los animales que respiran más lento, viven más tiempo, por ejemplo, los elefantes cuya respiración es muy lenta. El hecho de que respiremos automáticamente no significa que no podamos influir en la calidad de la respiración. La regulación de la respiración y el trabajo consciente con él ha sido parte del yoga durante milenios.

 

Gracias a Pranayama, podemos trabajar con nuestra energía. La respiración es el vínculo entre lo que es físico y lo que es inmaterial y espiritual. Gracias al proceso de respiración yóguica, hacemos contacto con nuestro subconsciente y lo limpiamos. Así, nuestra mente y cuerpo ganan.

La relación entre la respiración y los estados mentales parece obvia. Cuando estamos nerviosos y ansiosos, nuestra respiración se acelera, es irregular e intermitente. Cuando la mente experimenta un estado de felicidad, está calmada y concentrada, nuestra respiración se vuelve más lenta y prolongada. Conteniendo la respiración extiende la vida útil.

En Pranayama, puede haber una abundante absorción de oxígeno en el cuerpo, lo que resulta en cambios químicos sutiles en el cuerpo de una persona practicando yoga. Durante la respiración normal, una persona toma unos 500 centímetros cúbicos de aire. Cuando se usan técnicas de pranayama, la entrada de aire es casi seis veces más grande y puede alcanzar los 3,000 centímetros cúbicos.

Al practicar pranayama, uno debe estar muy atento: no debe cansar la cabeza y molestar a la mente. B.K.S. Iyengar, quien es autor de, entre otros, el libro sobre pranayama, afirma que antes de que el estudiante no domine la asana, él no debería estudiar pranayama. La educación en Pranayama debe iniciarse bajo la supervisión de un maestro experimentado, gracias a lo cual el proceso de respiración consciente puede ser eficaz y seguro y brindar mucho placer y satisfacción.